Todo es práctica: toma de decisiones, concentración y plan de actuación

Defender una portería, es una tarea muy comprometida desde una perspectiva psicológica. Conlleva tomar decisiones y afrontar numerosas situaciones de estrés a lo largo de un partido. La buena noticia es que la toma de decisiones también se entrena. Por ello, en la agenda de un/a entrenador/a de porteros/as, resulta prioritario dedicar tiempo a esta variable psicológica tanto en los entrenamientos como en la competición.

Con respecto al entrenamiento, el aprendizaje de esta habilidad se relaciona directamente con la táctica individual, y su adquisición es clave para un buen desarrollo del/la deportista. Enseñar a tomar decisiones, es una de las máximas responsabilidades de los/as entrenadores/as en edades tempranas. En este sentido, se deben planificar sesiones de entrenamiento cuyos ejercicios fuercen a los/as deportistas a tomar decisiones ajustadas a los recursos técnicos que poseen para no perjudicar su motivación y confianza. Si el/la deportista no cuenta con la técnica necesaria para ejercitar la decisión tomada exitosamente, se desanimará y perderá la motivación por seguir aprendiendo.

Por otra parte, con respecto a la competición, tomar buenas decisiones es la base para rendir bien. La actuación del/la portero/a, suele ser determinante en el desarrollo del juego, y cuando el resultado no es el esperado, es muy fácil perder la concentración si no se está entrenado/a. Cuando hay presión, contar con un plan de actuación ayuda a mantener la atención en las tareas más relevantes, mejora la concentración, y aporta una mayor seguridad bajo los palos.

De manera esquemática, podemos resumir en tres fases el diseño de un plan de actuación eficaz para mejorar la concentración de los porteros: analizar, consensuar y practicar:

1) Analizar

Es el primer requisito para que el plan sea exitoso, y consiste básicamente en evaluar las características, oportunidades y dificultades del partido que se presenta.

Es una primera fase en la que se ha de estudiar cómo puede hacer daño el rival, valorar las fortalezas teniendo en cuenta la acción combinada entre defensa y portería, y con ello decidir diferentes formas de actuar que optimicen las probabilidades de recuperar la posesión del balón.

2) Consensuar

Esta segunda fase, es la más relevante desde un punto de vista psicológico. Exige por parte de los/las entrenadores/as manejar un estilo de liderazgo participativo, que deberán ir regulando y modificándolo hacia uno más directivo en la medida en la que se acerque la competición.

Consensuar, facilita que el/la portero/a salga al campo preparado/a psicológicamente para afrontar el reto de la competición, con una buena motivación para poner en práctica el plan, una buena percepción de control, porque él/ella mismo/a ha sido participe de tales decisiones, y una buena dosis de confianza, porque se ve capaz de llevarlas a cabo.

3) Practicar

Una vez analizado y consensuado el plan, solo queda entrenarlo, ponerlo en práctica, y ajustarlo en los entrenamientos. ¿Qué factores hay que tener en cuenta a la hora de practicarlo?

  • Ponerlo en práctica con tiempo suficiente

Esto permitirá que el/la portero/a se habitúe a las situaciones que pueden encontrarse en el partido. Si se deja para el último día de entrenamiento, es posible que su puesta en escena genere incertidumbre, y surjan inseguridades al no haber tenido tiempo para practicarlo.

  • Diseñar ejercicios específicos de entrenamiento para practicar el plan

Se trata de que la/el portero adquiera o refuerce su confianza en que es capaz de realizar exitosamente las acciones que se han definido en el plan.

  • Relacionar el plan con experiencias de éxito ante el rival

Para incrementar la motivación hacia las tareas y las acciones del plan es aconsejable que el/la entrenador/a relacione el plan diseñado, con resultados favorables ante el rival, ya sean estos propios o ajenos.

  • Ir de lo general a lo específico

Al principio del microciclo competitivo, a la hora de explicar los ejercicios en los entrenamientos, es bueno que se defina también la utilidad que van a tener esas acciones en el partido de una manera general. Según avanza la semana se puede concretar más, aportando más detalles e incluso poniendo nombre a los/as jugadores/as rivales. En esta fase, es muy importante para preparar psicológicamente a los/as deportistas dar especificaciones muy precisas sobre el plan de actuación, y basarlas en sus fortalezas para incrementar la confianza.

  • Simular situaciones de competición

Las situaciones de competición van a permitir, ajustar técnica y tácticamente la preparación del partido. Pero además, resultan necesarias para automatizar la toma de decisiones con respecto a las acciones definidas en el plan.

Se deben de ajustar bien los objetivos y la dificultad de las situaciones simuladas para aportar a los/as porteros/as experiencias de éxito controladas, que mejoren su confianza ante el reto del partido que se está preparando.

También es un buen momento para ajustar y definir conductas concretas, posibles problemas y cómo salir de ellos en el partido.

  • Establecer un registro que analice el plan de actuación definido

Se puede diseñar una planilla en donde se especifiquen las diferentes acciones técnicas que contempla el plan, y que se irán registrando en los entrenamientos y posteriormente en la competición.

Esto permite argumentar con datos tanto los ajustes que se tengan que realizar durante la semana, como la eficacia del plan, aportando fortaleza psicológica y percepción de control.

  • Reforzar las acciones relacionadas con el plan

Mediante las instrucciones, los comentarios, el feedback, y el refuerzo social, los/as entrenadores/as pueden focalizar la atención en los estímulos más relevantes relacionados con el plan, reforzar las decisiones bien tomadas, y motivar al portero/a para seguir adelante en este sentido.

  • Actitud de los/las entrenadores/as

De nada serviría este trabajo, si los/las entrenadores/as no mantienen una actitud abierta a sugerencias y mejoras.
Las habilidades de comunicación son básicas para entrenar bien, pero sin duda, es a la hora de comprometer y motivar al equipo, donde marcan la diferencia.

Las pizarras lo aguantan todo, pero el mejor plan de actuación, solo lo será si el entrenador/a es capaz de comprometer a su equipo con dicho plan.

La empatía, y la escucha activa, son los pilares psicológicos de un/a entrenador/a, y la segunda buena noticia es que… también se entrenan.

Como decía Pelé: Todo es práctica. Anímate y pon en práctica tu plan.

 

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