La Meca del corredor popular: planificación, flexibilidad, y realismo

Este domingo se celebra la 54. edición de la Behobia-San Sebastián, una carrera que congregará a más de 30.000 corredores por quinto año consecutivo

La pregunta ya se ha vuelto retórica el día siguiente a la Behobia-San Sebastián: “¿Qué tiempo has hecho?”. El resultado final se ve como la vertiente más importante de una carrera que en 2018 cumplirá su 54ª edición. Lo hará, además, superando la barrera de los 30.000 corredores por quinto año consecutivo, un hito nada desdeñable al haberse pasado el ocaso de las carreras populares.

Para la mayoría de participantes la Behobia va mucho más allá de lo expuesto por el cronómetro en línea de meta. Se trata de un viaje que dura meses y que termina en el Boulevard donostiarra, no sin haber experimentado todo tipo de sensaciones en los meses previos a la carrera.

La planificación de ese viaje es uno de los pilares para disfrutar la carrera y se puede establecer en tres fases diferenciadas: la preparación, la competición y la post-Behobia (pre, durante y post en léxica deportiva). Todas ellas cuentan con su razón de ser y es importante cuidarlas en su justa medida.

Para el corredor popular, la preparación suele comenzar generalmente, en agosto, y los tres meses de entrenamientos se pueden tornar en una montaña rusa si no se planifican bien.

Psicológicamente, el periodo de “preparación”, es un momento en el que debemos de ir adquiriendo percepción de control sobre nuestra mejora y nivel de rendimiento lo cual, incrementará sin duda nuestro nivel de confianza y motivación cara a la competición. Esto es, por un lado, ganaremos confianza y control, en la medida en la que definamos claramente los objetivos de resultado que queremos lograr teniendo en cuenta nuestras posibilidades, las condiciones en las que entrenamos y nuestros recursos. Y por otro, si especificamos los objetivos de tarea entrenamiento tras entrenamiento, y somos flexibles para ajustarlos en función del nivel de asimilación que vayamos adquiriendo. De esta manera, estaremos construyendo una buena base para disfrutar de la Behobia.

La planificación no es el equivalente a seguir una disciplina casi militar; se trata de hacer lo adecuado en cada momento. El descanso es un claro ejemplo de ello. Las pautas de los entrenamientos son modificables siempre y cuando se hagan lógicamente. Si llevamos una dura semana de trabajo, faltar un día al entrenamiento no es motivo de culpa. Un día de ocio nos liberará de tensiones y hará más llevadero el planning de las siguientes fechas. Hacer siete kilómetros menos de entrenamiento no nos alejará de nuestro objetivo; en todo caso, al revés.

También es importante entrenar acordes a cada uno. El realismo es una de las claves para no caer en la frustración. Si un deportista se marca objetivos que se alejan de su capacidad física y psicológica, la frustración que generará si no lo consigue hará que, quizás, no quiera volver a participar en un evento así. Los corredores populares estamos aquí para disfrutar, ganar es un objetivo que no está al alcance de la mayoría de nosotros.Por todo ello, el fijarse unos objetivos preparatorios nos llevará a mejorar nuestras prestaciones para acercarnos a nuestra meta.

No obstante, además de la preparación, establecer un plan de carrera, es fundamental de cara a lograr nuestros objetivos.A nivel psicológico el plan, nos ayuda a mantener la atención en los aspectos más relevantes de la carrera. Lo más importante es plantearte diferentes objetivos dentro de la carrera, e ir cumpliéndolos según avanzan los kilómetros, lo que te permite mantener la confianza estable. Se trata pues de dividir el trayecto en diferentes tramos que nos van a permitir autoreforzarnos y mantener un ajustado nivel de motivación. Se debe introducir en el plan cada una de las dificultades que se van a presentar, los momentos más favorables, el tiempo de pase en cada tramo….etc.

En este periodo, es muy importante evitar las emociones extremas. Se trata de una carrera de 30.000 personas, y los 21 kilómetros de recorrido están repletos de gente. Es verdad. Pero mejor si dejamos de lado la euforia y la ansiedad. No mejorará nuestras prestaciones en absoluto. Comenzar a un ritmo más alto de lo normal es abrir la puerta a un pésimo resultado; el atleta sale de su ritmo, y tiene dificultades para llegar. Tampoco nos dejemos guiar por la cabezonería. Tener buenas sensaciones durante la carrera no es motivo para dejar de lado la planificación; hay que hidratarse como es debido, y comer durante la carrera. Es mejor llegar sanos, aunque sea 30 segundos más tarde, que no llegar.

Aún así, y pese a una buena planificación, las personas no somos máquinas perfectas, y todos podemos tener un mal día en la Behobia. Por ello, es recomendable que, una vez terminada la carrera, no juzguemos ni evaluemos directamente nuestro resultado. Es mejor dejar reposar las emociones y al cabo de unos días realizar un análisis más realista de nuestro resultado, teniendo en cuenta los objetivos que nos habíamos marcado. No cumplir con el tiempo estipulado no significa que se haya hecho mal toda la planificación.

Si mejoras lo esperado, disfrutalo con serenidad, y si no es así, tranquilízate, que el año que viene la Behobia volverá a estar ahí como en las 54 ediciones anteriores.

Que tengas una carrera saludable, y que disfrutes.

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